Francisco de Goya, uno de los artistas más influyentes de su tiempo, es conocido por su habilidad para representar la complejidad y diversidad de la condición humana en sus obras. En el contexto del siglo XVIII y XIX, Goya encontró formas sutiles de explorar el erotismo, lo queer y la diversidad sexual e identidad de género en su arte.

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Sus obras presentaban personajes ambiguos o andróginos, desafiando las restricciones impuestas por las normas sociales de su tiempo. Un ejemplo notable es "La maja desnuda", una pintura que desafió las convenciones artísticas y sociales al representar abiertamente la desnudez femenina.

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Además, Goya exploró temas relacionados con el erotismo y lo queer a través de sus grabados, como en la serie "Los Caprichos". Estas obras presentaban escenas grotescas y satíricas que cuestionaban las normas sociales y morales de la época, incluyendo representaciones ambiguas de género y sexualidad.

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En sus retratos, Goya también mostraba una sensibilidad única hacia la diversidad sexual e identidad de género al representar a sus modelos con una profundidad psicológica que trascendía las convenciones tradicionales. Sus retratos desafiaban las expectativas sociales al presentar a sus sujetos con una humanidad cruda y honesta, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.